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Mostrando las entradas de noviembre, 2025

¿Qué significa realmente deleitarse en Dios?

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  El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu Santo dice a la iglesia Pastor Asociada Mireya San ¿Te deleitas en Dios? ¿Qué significa realmente deleitarse en Dios? Deleitarse en Dios es más que creer en Él. Es entregarle el corazón , disfrutar Su presencia y escoger Su voluntad por encima de la nuestra. La Biblia declara: “Deléitate asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón.” (Salmos 37:4) Y puedes amar a Dios porque Él te amó primero (1 Juan 4:19). Desde el principio, Adán y Eva vivían en un lugar de deleite: el Huerto de Edén. Dios les había provisto todo lo que necesitaban, nada les faltaba (Génesis 2:8). Pero un día, Eva dejó de deleitarse en Dios… y escuchó otra voz. Cuando el deleite se apaga Eva oyó a la serpiente (Génesis 3:1). Permitió que el engaño llenara su corazón y el deleite por Dios comenzó a apagarse. Donde antes había amor, ahora comenzó a haber temor (Génesis 3:8-13). El resultado fue inevitable: Ya no escuchaban la voz de D...

¿Te deleitas en Dios?

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  El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu Santo dice a la iglesia Pastor Asociada Mireya San ¿Te deleitas en Dios? El deleite: mucho más que creer Deleitarse en Dios es vivir en esa profunda alegría de hacer lo que a Él le agrada. No es solo obedecer, es complacer , amar Su voluntad, anhelar Su presencia y encontrar descanso en Su Palabra. Pero mientras Dios quiere que disfrutes de una vida plena, la serpiente , el diablo, busca lo contrario. Su deseo es que te alejes de Dios haciendo lo que le agrada a él. La Biblia lo revela tal cual es: Mentiroso y padre de mentira (Juan 8:44) Ladrón que roba, mata y destruye (Juan 10:10) El enemigo no solo ataca con acciones; ataca con palabras : insinuaciones, rumores, comentarios llenos de veneno, pensamientos que parecen inofensivos, pero que lentamente contaminan el corazón. El veneno que entra por los oídos Las palabras son espirituales. No se ven, pero tienen impacto. Pueden sanar, o pueden envenenar. Una frase mal...

¿Qué estás engendrando en tu vida?

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  El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu Santo dice a la iglesia Pastor Asociada Mireya San ¿Qué estás engendrando en tu vida? Todo lo que oyes, todo lo que permites entrar por tus oídos, tiene el poder de engendrar algo dentro de ti: fe o duda, paz o temor, obediencia o rebeldía. Por eso Jesús dijo: “Mirad, pues, cómo oís.” (Lucas 8:18) Oír no es algo superficial. Es una acción espiritual. Lo que escuchas puede determinar el fruto que produces. Así como un bebé en el vientre desarrolla primero el oído, el alma también empieza a formarse espiritualmente por lo que oye. Oír con actitud correcta Hebreos dice que muchos escucharon la buena Palabra, pero no les aprovechó , porque no la oyeron con fe ni con buena disposición (Hebreos 4:2). Cuando escuchas con indiferencia o con resistencia, engendras mal. El que oye con el corazón endurecido produce desobediencia, y el que escucha con humildad produce vida. La Escritura dice: “Se han hecho tardos para oír.” (Hebreos ...

¿Estás envenenado sin darte cuenta?

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  El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu Santo dice a la iglesia Pastor Asociada Mireya San ¿Estás envenenado sin darte cuenta? ¿Alguna vez te has sentido cargado después de una conversación con alguien que solo critica, murmura o siembra discordia? A veces no lo notamos, pero las palabras pueden ser como veneno: entran por los oídos o por los ojos y comienzan a contaminar el corazón. Ese veneno espiritual afecta tu paz, tu salud mental y hasta tu cuerpo. Si no lo detienes, termina contagiando a los que están cerca de ti: tu familia, tus amigos, tu entorno. La Palabra de Dios nos advierte con claridad: “Mirad lo que oís.” (Marcos 4:24) Lo que escuchas determina lo que crees, y lo que crees dirige tu vida. El enemigo lo sabe bien; por eso usa la mentira como su veneno más potente. Te distrae, te confunde y, poco a poco, adormece tus oídos espirituales para que no escuches la voz de Dios ni su corrección. El veneno de las palabras El salmista escribió: “Tienen venen...