¿Estás envenenado sin darte cuenta?
El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu Santo dice a la iglesia
Pastor Asociada Mireya San
¿Estás envenenado sin darte cuenta?
¿Alguna vez te has sentido cargado después de una conversación con alguien que solo critica, murmura o siembra discordia? A veces no lo notamos, pero las palabras pueden ser como veneno: entran por los oídos o por los ojos y comienzan a contaminar el corazón.
Ese veneno espiritual afecta tu paz, tu salud mental y hasta tu cuerpo. Si no lo detienes, termina contagiando a los que están cerca de ti: tu familia, tus amigos, tu entorno. La Palabra de Dios nos advierte con claridad:
“Mirad lo que oís.” (Marcos 4:24)
Lo que escuchas determina lo que crees, y lo que crees dirige tu vida. El enemigo lo sabe bien; por eso usa la mentira como su veneno más potente. Te distrae, te confunde y, poco a poco, adormece tus oídos espirituales para que no escuches la voz de Dios ni su corrección.
El veneno de las palabras
El salmista escribió:
“Tienen veneno de serpiente; son como el áspid sordo que tapa su oído.” (Salmos 58:4)
El diablo sigue usando la lengua como su instrumento más eficaz. La palabra mal usada destruye. Santiago lo expresa con firmeza:
“La lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!” (Santiago 3:5)
Las palabras cargadas de murmuración, crítica o engaño son como una serpiente que inyecta veneno. Destruyen relaciones, dividen familias y apagan la fe. Pero también destruyen al que las pronuncia o al que las escucha.
A veces no eres tú quien habla, pero permites que otros depositen su veneno en tus oídos. Escuchar el chisme o la mentira con atención es participar del mismo pecado.
“¿Quién es peor: el que murmura o el que presta su oído?”
Ambos alimentan el mismo veneno.
La sordera espiritual
El efecto más peligroso del veneno del enemigo es la sordera espiritual. Dejas de percibir la voz del Espíritu Santo. Ya no sientes convicción, ni discernimiento, ni dirección. Pierdes sensibilidad para reconocer cuando Dios te está hablando.
La Biblia dice:
“Escuchad el sonido de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos.” (Jeremías 6:17)
Esa actitud —“no escucharemos”— es el resultado de un corazón envenenado. El enemigo quiere que cierres tus oídos a la verdad, para que te mantengas confundido y lejos del propósito. Pero Dios te llama hoy a despertar, a extraer el veneno y a sanar.
“Levanta la cabeza, sordo mordido por la serpiente.” (Lucas 21:28)
Todavía hay esperanza. Todavía puedes oír la voz del cielo.
Eva y la conversación mortal
Muchos piensan que “no pasa nada” por escuchar lo que no edifica. Eva también pensó lo mismo.
“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo.” (Génesis 3:1)
Ella dialogó con el engañador, prestó su oído y permitió que el veneno entrara por medio de una conversación. No parecía algo grave, pero ese momento cambió la historia de la humanidad.
El enemigo no necesita gritar para destruirte; solo necesita que escuches lo que no deberías.
Por eso, vigila tus oídos. Pregúntate:
¿Qué estoy dejando entrar en mi mente y en mi corazón?
¿Qué palabras estoy permitiendo que me contaminen?
La Escritura advierte:
“El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también es abominable.” (Proverbios 28:9)
Eso desagrada profundamente a Dios. No podemos buscar su favor mientras escuchamos voces que contradicen su Palabra.
Extrae el veneno y sana tu alma
El veneno espiritual se va en el nombre de Jesús. Él puede purificar tu mente, sanar tu corazón y restaurar tu oído para que vuelvas a discernir su voz. No ignores las advertencias del Espíritu Santo.
Dios te está llamando a volver a la pureza del oído espiritual: a oír su voz por encima de las voces del mundo, a cerrar la puerta al chisme, la crítica, la amargura y la mentira.
“Un día todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.” (2 Corintios 5:10)
No esperes a que sea demasiado tarde para limpiar tu corazón.
Cristo viene ya
El tiempo del cambio es ahora. Cristo viene ya. Él busca corazones limpios, oídos dispuestos y vidas libres del veneno del enemigo.
Hoy puedes decir:
“Se va el veneno de serpiente de cobra en el nombre de Jesús.”
Y mientras lo declaras, abre tu corazón y tus oídos al Espíritu Santo. Él te dará entendimiento en todo (2 Timoteo 2:7).
👉 Hoy es el día para cerrar la puerta al veneno del enemigo. Limpia tu oído, guarda tu corazón y escucha la voz del Espíritu. Cristo viene, y quiere encontrarte puro, despierto y atento a su llamado.
El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu Santo dice a la iglesia (05/Nov/25)
¿Estás envenenad@? Tuviste contacto con gente que habla mal y no resuelve nada. Por tus ojos dejaste que entrara el veneno o por lo que oíste. Esto causa efectos en la salud mental y en el cuerpo. Te dejaste arrastrar por ese veneno, te contagió y tu familia está infectada por lo mismo.
Mira lo que oyes (Marcos 4:24). Debes enseñarte. El diablo engaña y usa como veneno la mentira, y con eso distrae para inyectar el veneno. El efecto de ello es que deja sord@, para que no escuches qué estás haciendo mal y no te arrepientas (Salmos 58:4).
Veneno de la serpiente mortal usando palabras: la lengua es dominada y destruye (Santiago 3:5). Un día darás cuentas (2 Corintios 5:10). El veneno causa sordera espiritual, y hasta ahora tú no has escuchado. El envenenad@ por la serpiente es el que se opone a que sirvas en la iglesia.
Es tiempo del cambio. Cristo viene ya. Extrae el veneno y no tapes tus oídos.
“Escuchad el sonido de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos.” (Jeremías 6:17)
Oye el anuncio y cambia; levanta la cabeza, sord@ mordid@ por la serpiente (Lucas 21:28). Muchos dicen que no pasó nada; Eva también pensó que no pasaría nada al hablar con la serpiente, y comió, y la envenenó. Ella no hizo lo que estaba correcto y desobedeció a Dios (Génesis 3:1-6).
¿A quién le prestas tu oído? ¿Quién es peor: el chismoso o el que presta su oído?
El que aparta su oído para no oír la ley (Palabra), su oración también es abominable (Proverbios 28:9). Eso desagrada profundamente a Dios.
Se va el veneno de serpiente de cobra en el nombre de Jesús.
Presta atención, y Dios te dé entendimiento (2 Timoteo 2:7).
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