💬 Deja de Hablar Tanto de Dios... Y Comienza a Oírlo de Verdad
El Que Tiene Oídos, Que Oiga lo Que el Espíritu Dice a la Iglesia
📅 07 de julio de 2025 -Pastor Asociada Mireya San
¿Estás en paz contigo mismo?
Muchas veces hablamos de paz, pero no nos detenemos a preguntarnos: ¿realmente estoy en paz conmigo mismo?
La verdad es que, si no tienes paz contigo, tampoco la tendrás con Dios ni con los demás.
Cuando te sientas a la Mesa del Señor, no solo participas de un acto simbólico: recibes la paz que solo Él puede dar.
“He aquí, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.”
– Apocalipsis 3:20
Si no hay paz, es porque Dios aún está fuera de tu corazón. Él llama, pero espera que abras para hablarte directamente. Muchos oyen hablar de Dios, pero pocos realmente oyen a Dios.
La paz de Dios transforma tu interior
Cuando le permites entrar, Su paz comienza a reinar. No es cualquier paz:
“La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”
– Filipenses 4:7
Ahí comienza la verdadera restauración: en tu interior, en tu manera de pensar, sentir y vivir.
Estás en paz contigo, con Dios y con los demás.
“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.”
– Mateo 5:9
Salomón: un ejemplo de paz y sabiduría
La vida de Salomón nos muestra cómo Dios honra a los pacificadores. Él construyó con sabiduría y vivió en paz. Por eso pudo cumplir el propósito que Dios le asignó.
David, su padre, aunque era un hombre conforme al corazón de Dios, no pudo construir el templo porque había derramado sangre. Eso revela cómo la falta de paz y contentamiento puede limitarnos en lo que Dios quiere hacer con nosotros.
¿Qué hay en tus manos y en tu boca?
Deja de buscar culpables por tus heridas. Examina tus propias manos. Tal vez están manchadas por palabras duras o actitudes que no edifican.
Corrige tu hablar. No uses palabras vanas. No edificarás así, solo contaminarás tu entorno.
No ofendas, porque esa semilla trae una cosecha amarga… y podría alcanzarte cuando menos lo esperes.
Vive… y deja vivir. Respeta a Dios, a los tuyos y a ti mismo. Sé sabio.
Seguir la paz: un estilo de vida
Salomón escuchó la voz de Dios:
“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.”
– Hebreos 12:14
Seguir la paz no es algo puntual: es una manera de vivir.
Cuando la paz gobierna tu interior, tu carácter cambia. Y cuando el carácter cambia, también lo hacen tus actitudes.
Hoy es tiempo de arrepentimiento
Recibe el amor por la verdad.
Porque quien no ama la verdad, terminará odiándola.
“¡Ay de los que a lo malo llaman bueno, y a lo bueno malo!”
– Isaías 5:20
🎯 Presta atención. Pide entendimiento.
“Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo.”
– 2 Timoteo 2:7
Cristo viene ya.
Prepárate. Escucha Su voz.
Y deja que la paz de Dios gobierne tu vida.
El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu Santo dice a la iglesia
(07/Jul/25)
¿Estás en paz contigo mismo? Si no lo estás, tampoco estás en paz con Dios ni con los demás.
Al sentarte a la Mesa, recibes paz.
He aquí, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo (Apocalipsis 3:20).
Cuando no hay paz, es porque Dios está afuera y quiere entrar para poder hablar. Muchos oyen hablar de Dios, pero no oyen a Dios.
Deja que Él entre a tu vida. Oye, para que tengas la paz de Dios, la cual sobrepasa todo entendimiento y guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús (Filipenses 4:7).
Esto es estar en paz contigo mismo, con Dios y con los demás.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios (Mateo 5:9).
Salomón fue pacificador y construyó con la sabiduría de Dios; tuvo paz y conoció el poder de Dios para llevar a cabo lo que se le había encomendado.
David, padre de Salomón, no pudo construir el templo para Dios por haber derramado sangre; esto es señal de falta de paz y de contentamiento.
No busques más quién te la hizo, sino examina tus propias manos manchadas de sangre por lo que hablas.
Corrige tu hablar y no uses palabras vanas, porque no edificas así; solo contaminas lo que vas pisando.
No ofendas, porque te alcanzará la mala cosecha en el momento que menos lo esperes.
Vive, y deja vivir.
¿Qué ganas con comportarte sin respeto a Dios, a los tuyos y a ti mismo? Sé inteligente.
Salomón oyó a Jehová decir: Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor (Hebreos 12:14).
Seguir la paz es un estilo de vida; cuando la paz gobierna, el carácter cambia, y eso transforma nuestras actitudes.
Es tiempo de arrepentimiento.
Recibe amor por la verdad, porque el que no la recibe, terminará recibiendo odio hacia ella.
¡Ay de los que a lo malo llaman bueno, y a lo bueno malo! (Isaías 5:20).
Presta atención, y que Dios te dé entendimiento en todo (2 Timoteo 2:7).
¡Cristo viene ya!
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