¿Cuánto tiempo más seguirás estancado?

 

El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu Santo dice a la iglesia.

Pastor Asociada Mireya San. 

Estorbos que detienen la vida

¿Cómo está tu vida en medio de los estorbos? Los impedimentos no permiten avanzar, frenan el crecimiento y apagan la esperanza. Muchas veces no buscas cómo salir adelante; solo hablas de que no logras entender por qué no hay resultados. Pero la verdad es clara: si no brincas los obstáculos, nada bueno pasará en tu vida. Si no te mueves, no vas a aprovechar la oportunidad de salir de ese lugar en el que estás atrapado.

El estanque de Betesda

La Palabra nos relata que Jesús vino a Jerusalén y fue a un estanque llamado Betesda. Allí había una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos que esperaban el movimiento del agua, porque un ángel descendía de tiempo en tiempo para agitar el estanque. El primero que descendía después de ese movimiento quedaba sano de cualquier enfermedad.

Entre esa multitud había un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado y supo que ya hacía mucho tiempo que permanecía en esa condición, le preguntó: “¿Quieres ser sano?”. Y aquel hombre respondió: “Señor, no tengo quien me meta en el estanque” (Juan 5:3-9).

Este hombre se había acostumbrado y conformado a estar postrado en el mismo lugar. Cada año permanecía allí, sin acercarse lo suficiente al estanque. Tenía conocimiento de que, si lograba llegar primero, podía recibir el milagro, pero nunca lo conseguía.

La parálisis del corazón

¿Cuántos años llevas tú acostad@, sin moverte para acercar tu corazón a Dios? Él es quien puede sanar tu alma. Jesús le dijo a ese hombre: “Levántate, toma tu lecho y anda”. Era una orden directa y transformadora: ponte de pie, deja tu comodidad y empieza a caminar. Ya no sigas en lo mismo, porque eso no es vida. Estás desperdiciando tu tiempo de una manera inútil.

La vida de aquel hombre causaba lástima: paralítico, mendigando, con un aspecto de abandono. Él mismo confesó que no tenía quien lo ayudara. Tal vez tú digas lo mismo hoy. Pero no olvides que sí tienes a alguien contigo: a Cristo, la Palabra viva (Hebreos 4:12).

Jesús le dijo: “¿Quieres ser sano?”. Y lo mismo te pregunta hoy: ¿cuántos años llevas con tu vida estancada? La Escritura dice que, en ese instante, el hombre quedó sano, tomó su lecho y se fue caminando.

Cristo viene ya

La voz de Dios sigue resonando en nuestros corazones: Cristo viene ya. No te acostumbres a vivir postrado, ni dejes que el estancamiento consuma tu tiempo y tus fuerzas. Levántate, toma tu lecho y anda. Es tiempo de dejar los pretextos y obedecer a la Palabra que da vida.

Que el Señor te dé entendimiento en todo (2 Timoteo 2:7).

👉 Hoy es el día de levantarte, de creer y de caminar con Cristo. No sigas donde mismo. Él ya te dio la orden: ponte de pie, toma tu lecho y anda.
















El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu Santo dice a la iglesia (29/Sep/25)

¿Cómo está tu vida en los estorbos? Los impedimentos no dejan avanzar, no hay crecimiento. No buscas cómo salir adelante. Solo hablas de que no logras entender por qué no hay resultados. Si no brincas los obstáculos, nada bueno pasará en tu vida. Si no te mueves, no vas a aprovechar la oportunidad de salir de ahí.

Jesús vino a Jerusalén y fue a un estanque llamado Betesda. Había ahí una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua, porque un ángel descendía al estanque para mover el agua, y el primero que descendía al estanque después del movimiento del agua quedaba sano de cualquier enfermedad.

Había ahí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?
—Señor —le respondió—, no tengo quien me meta en el estanque (Juan 5:3-9).

Este hombre se había acostumbrado, conformado y estaba acostado en el mismo lugar. Él se la pasaba cada año ahí y no se acercaba al estanque. Tenía conocimiento de que si llegaba primero, se podía meter, pero nunca lograba hacerlo.

¿Cuántos años tienes acostad@ y no te mueves para acercar tu corazón a Dios? Él te puede sanar el alma. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho y anda. Ponte de pie, toma tu comodidad y anda; ya no sigas donde mismo, eso no es vida. Te estás acabando tu tiempo de una manera inútil.

La vida de este hombre causaba lástima por su aspecto de abandono. Paralítico y mendigado, él mismo dijo que no tenía nadie que le ayudara, y puede que sea lo mismo que digas tú, cuando de hecho tienes a Cristo —la Palabra viva— contigo (Hebreos 4:12).

El hombre tenía a Cristo diciéndole: ¿Quieres ser sano? Lo mismo te dice a ti: ¿Cuántos años llevas con tu vida estancada? El hombre al instante quedó sano, tomó su lecho y se fue caminando.

Cristo viene ya. Presta atención, y Dios te dé entendimiento en todo.
2 Timoteo 2:7.

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