¿JESÚS ES TU SEÑOR?

¡Imagínese tener su personalidad llena del Espíritu del Dios viviente y ser un cuerpo completamente lleno de Dios (vea Efesios 3:16-19)! El apóstol Pablo era una persona llena del Espíritu Santo, era también una persona que lo dejó todo para seguir a Jesús. Cualquier área de nuestra vida que no entregamos a Dios, es un área donde no podemos estar llenos de su Espíritu. Lo animo a abrirse y a entregar cada espacio de su corazón a Dios. Su tiempo es suyo; su dinero es suyo, como son suyos sus dones y talentos, su familia, su carrera, ideas, actitudes y deseos. Él quiere ser participe de cada área de su vida; como se viste, los amigos que elige, lo que hace para entretenerse, lo que come y así sucesivamente.

Después de que recibimos a Jesus en nuestro corazón . Jesús es nuestro Salvador, pero ¿es nuestro Señor?

Cualquier área que realmente vemos como nuestra propiedad es un area que no hemos entregado al Señorío de Jesucristo.

Llevé una vida derrotada por años solo porque no me había entregado completamente. Yo acepte a Jesús como salvador, tenía lo suficiente de Jesús para mantenerme fuera del infierno, pero no lo había aceptado como mi Señor en cada área de mi vida; no había aceptado lo suficiente de Él para caminar en victoria y hay una diferencia.

La bendición de estar lleno del Espíritu es evidentemente visible en el camino de la vida de las personas después del pentecostés. Pedro, por ejemplo quién mostró gran miedo al no admitir que conocía a Jesús, se hizo un apóstol audaz que estuvo de pie en las calles de Jerusalen y predicó el evangelio con tanto favor, que tres mil almas fueron añadidas a la iglesia en un solo día (vea Hechos 2:40-41).

La rendición completa a Dios trae el buen cambio a nuestra vida. Rendirse a Él realmente abre la puerta a las cosas que deseamos y la cierra en las que malgastamos nuestra energía tratando de obtenerlas a nuestra propia manera. Lo animo a rendirle hoy cada área de su vida  a Dios, para que usted pueda estar en todos los sentidos lleno de su Espíritu hasta rebosar.