COVID-19 un virus mortal, 2021 un año sobrenatural.

 El coronavirus es un grupo de virus que causan enfermedades que van desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como neumonía, síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y síndrome respiratorio agudo grave (SARS), (Bupasalud, 2020). Esta enfermedad ha sido el causante de miles y miles de muertes; entre esas muertes están muchos hijos de Dios. Sabemos claramente que Dios no es responsable de esto y que no es algo que está en sus manos. Esta enfermedad es obra del mal y sabemos que el que reina en este mundo es sátanas y conocemos sus intenciones.

 En Juan 10:10 dice que el propósito del ladrón (sátanas) es robar, matar y destruir; pero el propósito de Dios es darnos una vida plena y abundante. Este versículo nos comprueba aún más la fidelidad de Dios a su Palabra. Dios no violaría a sus escrituras, él dijo: “Envíe a mi hijo para darles salvación y para que tuvieran vida y vida eterna (Juan 3:16)”. Dios no nos daría la vida para después quitárnosla; las cosas no funcionan así. Debemos de tener en cuenta cual es nuestro lugar como hijos de Dios en esta situación.

 Nosotros no debemos de recibir esta enfermedad como algo que “nos tiene que pegar”. Lo que no comprendemos realmente es que el TEMOR es el que mata, el temor es el que nos quita la oportunidad de tomar autoridad con la Palabra de Dios. 1 Juan 4:18 dice: En esa clase de amor no hay temor, porque el amor perfecto expulsa todo temor. Si tenemos miedo es por temor al castigo, y esto muestra que no hemos experimentado plenamente el perfecto amor de Dios. Si hay temor en nuestra vida es porque realmente no tenemos bien establecido el amor de Dios en nuestros corazones. No dejemos que el temor nos quite la esperanza. Recuerda que somos la luz del mundo y tenemos la responsabilidad de llevar el evangelio a los demás. Seamos esos vasos que Dios pueda utilizar para restaurar vidas y sanar corazones. Que esta enfermedad no mate tú esperanza y tu fe.

 Les invito a hacer esta oración: Padre, te doy gracias por tener la bendición de alabarte y exaltarte. Gracias por cuidar de mi familia, de mis pastores y de mí. Establezco sanidad en mi familia (Isaías 53:4-5, Salmos 107:20, Proverbios 3:8, 1 Pedro 2:24, etc.), ninguna arma forjada en nuestra contra prospera y la sangre de Cristo nos cubre. Establecemos que este 2021 será un año donde nuestra confianza este en ti y en donde tu palabra será escuchada y clamada con anhelo de corazón. Gracias por ser fiel y nunca fallarnos. Que la gracia de Jesús se manifieste en mí y el favor de Dios y su amor siempre me acompañen. Sea la paz con todos nosotros en el nombre de Jesús, amén.

 (Usted puede utilizar cualquier ejemplo de la Palabra de Dios que aplique a su oración)


Por Yirel Pacheco

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