🍞 Alimenta tu espíritu con lo que da vida


🕊️ El que tiene oídos para oír,

 oiga lo que el Espíritu Santo dice a la iglesia

Pastor Asociada Mireya San 



🔹 ¿Con qué te alimentas en lo espiritual?

En lo natural, sabemos que la alimentación determina la salud del cuerpo.
De igual manera, lo que alimenta tu espíritu determina la condición de tu alma.

La Palabra de Dios es el alimento espiritual que da fuerza, dirección y vida. Sin ella, el creyente se debilita, pierde discernimiento y se llena de palabras vacías.

“De la abundancia del corazón habla la boca.”
(Lucas 6:45)

De lo que te alimentas, eso sale de tu corazón.
Si te llenas de la Palabra, tus palabras serán vida; si te llenas del mundo, hablarás duda, queja y muerte espiritual.

“Las palabras tienen poder de vida y de muerte.”
(Proverbios 18:21)

Jesús dijo:

“Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.”
(Juan 6:63)

🔹 Comer bien para crecer

¿De qué te alimentas a diario? ¿De lo que fortalece tu fe o de lo que la debilita?

Así como el cuerpo necesita nutrientes para desarrollarse, el espíritu necesita Palabra viva, oración y comunión con Dios.
El que solo oye, pero no entiende, no retiene la semilla.

“Cuando alguno oye la palabra del Reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que fue sembrado en su corazón.”
(Mateo 13:19)

Lo que comes define lo que eres.
La abeja reina se distingue por lo que come: jalea real, un alimento diferente al de las demás. Así también, los hijos de Dios deben alimentarse de lo que edifica, no de lo que contamina.

Los niños toman leche, pero los adultos comen carne, cosas sólidas.

“Porque todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez.”
(Hebreos 5:13–14)

Crecer espiritualmente significa dejar actitudes infantiles: pleitos, envidias, enojo y comparaciones.
Un niño espiritual se pasa mirando a los demás, compitiendo y justificando su falta de crecimiento. Pero quien madura deja la leche y busca alimento sólido: la Palabra que corrige, transforma y fortalece.

🔹 Sé un buen consejero

Cuando creces en la fe, te conviertes en alguien capaz de ayudar a otros.
Pero si tu alimentación espiritual es débil, ¿qué consejo podrás dar?

“La victoria se logra con multitud de consejeros.”
(Proverbios 24:6)

“Los planes triunfan cuando hay muchos consejeros.”
(Proverbios 15:22)

Un consejero maduro habla desde la verdad, no desde la emoción.
No se enoja si no siguen su consejo ni se ofende si no lo escuchan.
Aprende humildad, se alimenta de la verdad y evita contaminarse con la mentira.

Ahitofel fue un hombre sabio, pero su orgullo lo llevó a la muerte.

“Ahitofel, viendo que no se había seguido su consejo, enalbardó su asno, se levantó, fue a su casa, puso su casa en orden y se ahorcó.”
(2 Samuel 17:23)

Dios no quiere consejeros orgullosos, sino instrumentos dóciles que escuchen Su voz y hablen con amor y discernimiento.

🔹 El Espíritu Santo: tu Consejero perfecto

El Espíritu Santo es el Consejero por excelencia.
Él enseña, guía, consuela y revela la verdad.
Es quien te recuerda lo que Cristo dijo, quien comunica lo que oye del Padre y quien te anuncia lo que está por venir.

“El Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho.”
(Juan 14:26)

Si te alimentas de la Palabra, el Espíritu Santo tendrá con qué trabajar en tu interior.
Tu mente se renovará, tu corazón se fortalecerá y tus palabras serán vida para otros.

🔹 Cristo viene ya

El tiempo de la madurez espiritual ha llegado.
No puedes seguir alimentándote de lo mismo y esperar resultados distintos.
Dios te está preparando para ser luz, guía y consejero en medio de un mundo confundido.

“Presta atención, y Dios te dé entendimiento en todo.”
(2 Timoteo 2:7)

Cristo viene pronto.
Aliméntate bien, crece, madura y deja que el Espíritu Santo sea tu maestro y guía.


🌾 Reflexión final:
Lo que alimenta tu espíritu hoy será lo que determine tu fuerza mañana.
Come de la Palabra, medita en ella, y deja que el Espíritu Santo te transforme desde adentro.
Solo los corazones nutridos por la verdad pueden brillar en medio de la oscuridad.























 El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu Santo dice a la iglesia (20/Oct/25)

¿Con qué te alimentas en lo espiritual?
La Palabra de Dios es el alimento espiritual. Cada palabra que sale por tu boca procede del corazón.

“De la abundancia del corazón habla la boca.”
(Lucas 6:45)

Del corazón sale lo bueno o lo malo; depende de qué te alimentas.
De nada sirve oír si no va acompañado por entender. Las palabras tienen poder de vida o de muerte.

Jesús dijo que Sus palabras son espíritu y son vida (Juan 6:63).
De lo que te alimentas se llenará tu vientre.

“La vida y la muerte están en el poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.”
(Proverbios 18:21–22)

El que oye y no entiende, vienen las aves del cielo (demonios) y se llevan la semilla (Mateo 13:19).

¿Qué te cuesta comer bien?
Lo que tú comes va a determinar lo que eres. La abeja reina se distingue por lo que come (jalea real).

Los niños toman leche, pero el adulto come carne —cosas sólidas—, y esto te lleva a ser responsable y maduro.
Para ello se debe dejar de ser niños (pleitos, envidias, enojo, etc.).

Un niño se la pasa comparándose con otros y no se acepta; esto demuestra que no quiere crecer ni continuar hasta culminar.
No puedes seguir preparándote mamaderas. Cuando vas creciendo, se te cambia la alimentación.

Sé fiel, sé consejer@ que anuncia buenas nuevas.
Te piden consejo, y ¿qué das si tu alimentación es de niño?
Esto solo significa seguir en contienda, en desánimo, cuando así no debería ser.

“La victoria se logra con multitud de consejeros.”
(Proverbios 24:6)

“Los planes triunfan cuando hay muchos consejeros.”
(Proverbios 15:22)

Cuando no hay consejeros, los planes fracasan.

El consejero debe tener humildad: aprende a comer sano y se alimenta de la verdad, no de la mentira. Da su opinión, pero no se enoja ni se ahorca.

“Pero Ahitofel, viendo que no se había seguido su consejo, enalbardó su asno, y se levantó y se fue a su casa, a su ciudad; y después de poner su casa en orden, se ahorcó…”
(2 Samuel 17:23)

El Espíritu Santo quiere ser tu Consejero. Es Maestro, Consolador, quien guía a toda verdad, comunica todo lo que oye del Padre y anuncia las cosas venideras (Juan 14:26).

Cristo viene ya.
Presta atención, y Dios te dé entendimiento en todo (2 Timoteo 2:7).

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