✨ Entre la Luz y las Tinieblas: ¿Con quién te has unido?

 


Entre la Luz y las Tinieblas:
 ¿Con quién te has unido?


🕊️ El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu Santo dice a la iglesia

Pastor Asociada Mireya San 


🔹 ¿Con quién te has unido?

En estos tiempos de confusión y apariencia, el Espíritu Santo hace una pregunta directa a cada corazón:
¿Con quién te has unido? ¿Con la luz o con las tinieblas?

No podemos caminar con un corazón dividido. Muchos quieren servir a Dios, pero al mismo tiempo, buscan agradar al mundo. Pretenden sostener dos caminos, pero eso es imposible, porque uno siempre termina dominando al otro.


“Nadie puede servir a dos señores, pues aborrecerá a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro.”
(Mateo 6:24)

El alma que quiere complacer a Dios y al mundo al mismo tiempo se desgasta y pierde el gozo. No hay paz en el corazón que vive entre dos aguas, queriendo tener comunión con la luz mientras guarda secretos en la oscuridad.

Dios no comparte Su trono con nadie. Cuando Él reina en el corazón, la oscuridad debe huir. No se trata de religión, sino de relación; de permitir que la luz de Cristo transforme cada área de nuestra vida.

🔹 El peligro del yugo desigual

“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque, ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia?
¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?”
(2 Corintios 6:14)

El “yugo desigual” no se refiere solo al matrimonio, sino a cualquier alianza, amistad o compromiso que une nuestra vida con aquello que no agrada a Dios. Cuando te unes a alguien que no camina bajo los principios del Reino, tarde o temprano, su influencia afectará tu caminar espiritual.

Así como dos bueyes unidos por un mismo yugo deben caminar en la misma dirección, también nosotros debemos cuidar con quién nos enlazamos. Si uno quiere ir hacia Dios y el otro hacia el mundo, habrá conflicto y desgaste.

Por eso, el Señor nos llama a marcar una línea de separación clara entre lo bueno y lo malo. No es orgullo ni juicio, es obediencia. Quien decide esa línea eres tú, según el amor y respeto que tengas por Dios.

Muchos dicen “yo conozco a Dios”, pero sus actos niegan lo que sus labios confiesan. Hablan de fe, pero caminan en incredulidad; hablan de luz, pero viven en tinieblas. En el ambiente espiritual donde opera Satanás se respira maldición, duda y temor, pero donde habita Cristo hay paz, verdad y libertad.

🔹 Luz u oscuridad

“El dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio.”
(2 Corintios 4:4)

El enemigo no necesita destruirte, basta con cegarte. Si logra que tu mente se llene de duda, incredulidad y confusión, te alejará de la verdad que libera.

La Palabra de Dios es el único antídoto contra la oscuridad:

“Lámpara es a mis pies tu Palabra, y lumbrera a mi camino.”
(Salmos 119:105)

Dios no quiere que camines en tinieblas. Te ha dado Su Palabra para que veas el camino correcto, para que no tropieces ni te dejes engañar. La incredulidad es como una venda en los ojos: te impide ver el propósito que Dios tiene para ti.

Lo oculto no puede unirse con lo expuesto. No se puede vivir una doble vida y justificarla con excusas. Cada día, el Espíritu Santo nos invita a una vida transparente, donde la luz de Cristo brille en todo lo que hacemos.

🔹 Únete a la luz

Únete a la luz. Únete a la Palabra.

No basta con decir “creo en Dios”, es necesario caminar con Él, conocer Su voz y obedecer Su verdad.

“El que se une al Señor, un espíritu es con Él.”
(1 Corintios 6:17)

Cuando el Espíritu Santo mora en nosotros, no hay espacio para lo que contamina. Somos uno con Cristo, y eso transforma nuestra manera de pensar, hablar y vivir.

“Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.”
(Colosenses 1:27)

No es lo mismo tener a Cristo en nosotros que vivir nosotros en Cristo.
Cristo en nosotros significa Su presencia interna; nosotros en Cristo significa vivir bajo Su gobierno, bajo Su voluntad, bajo Su protección.

El llamado de Dios hoy es a permanecer en Cristo, no solo a visitarlo en momentos de necesidad. Permanecer en Él es vivir conforme a Su Palabra, dejar que Su verdad determine nuestras decisiones.


🔹 Cristo viene ya

El tiempo se acorta. Las señales del regreso del Señor son claras, y el Espíritu Santo prepara a Su iglesia para estar lista.

“Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.”
(Romanos 8:1)

Caminar en Cristo es vivir sin condenación, con la paz de saber que estamos cubiertos por Su gracia y guiados por Su Espíritu.


El enemigo querrá distraerte, cansarte o hacerte dudar, pero recuerda: la luz siempre vence a las tinieblas. Permanece firme, no te apartes del camino, y permite que el Espíritu Santo te fortalezca en cada paso.

“Presta atención, y Dios te dé entendimiento en todo.”
(2 Timoteo 2:7)

✨ El tiempo de decidir es ahora.

La luz y las tinieblas no pueden convivir. Cada pensamiento, palabra y decisión reflejan con quién caminas.
Dios no busca perfección, sino corazones entregados y sinceros que digan:
“Señor, quiero caminar en Tu luz y no volver atrás.”

Hoy el Espíritu Santo te llama a definir tu posición:
¿seguirás caminando en lo oscuro, o decidirás ser parte de los que reflejan la luz de Cristo?

El tiempo de decidir es ahora.
Que cuando Cristo venga, te halle velando, con tu lámpara encendida y tu corazón lleno de Su presencia.














El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu Santo dice a la iglesia (15/Oct/25)

¿Con quién te has unido? ¿Con la luz o con las tinieblas? No puedes vivir con un corazón disfrazado, queriendo estar en dos lugares al mismo tiempo. Nadie puede servir a dos señores, pues va a menospreciar a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro (Mateo 6:24). No se puede ser leal a dos que son totalmente opuestos.

No te unas en yugo desigual con los incrédulos, porque, ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: “Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo” (2 Corintios 6:14).

Se debe marcar una línea de separación entre lo bueno y lo malo; quien decide eres tú. Lo que hablas es lo que has escogido. La gente habla de Dios y no lo conoce, y su comportamiento revela que vive en tinieblas; y esto es un ambiente de Satanás, donde se hablan maldiciones, duda y temor.

El dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos y hará que no les resplandezca la luz de la Palabra (2 Corintios 4:4). La Palabra es lámpara a los pies del hombre y lumbrera al camino del hombre (Salmos 119:105). Dios entregó su Palabra para no caminar en la oscuridad.

La incredulidad es duda, porque cierra el entendimiento. Lo oculto no se une con lo expuesto. La gente vive una doble vida y justifica su proceder. Únete a la luz = Palabra.

El que se une al Señor, un espíritu es con Él (1 Corintios 6:17). No es lo mismo Cristo en nosotros que nosotros en Cristo. “Cristo en nosotros, la esperanza de gloria” (Colosenses 1:27).

Cristo viene ya. Ninguna condenación hay para los que están en Cristo (Romanos 8:1). Presta atención, y Dios te dé entendimiento en todo (2 Timoteo 2:7).

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