UN PUEBLO SOBRE SUS RODILLAS

 


Terminamos esta serie de mensajes analizando este último cántico de Navidad titulado “Santa la noche”:

“Santa la noche, hermosas las estrellas,
La noche cuando nació El Salvador
El mundo envuelto estuvo en sus querellas
Hasta que Dios nos mandó al Salvador.
Una esperanza, todo el mundo siente
la luz de un nuevo día al fin brilló.
Hoy adorad a Cristo reverente
¡Oh noche divina, nació el Salvador!
¡Divina noche, nació el Salvador!”

Navidad es un período del año en el que tenemos grandes esperanzas, y en el que, a veces, experimentamos también grandes frustraciones:

  • La frustración de no tener casi días libres en el trabajo, o de no tener ninguno.
  • La decepción del adolescente que tiene que pasar la mitad de las Navidades en casa de su padre, y la otra mitad en la de su madre.
  • La tristeza de saber que alguno de nuestros seres queridos no podrá estar en casa con nosotros por esas fechas.
  • La nostalgia por aquellos con los que ya no podremos celebrar más la Navidad aquí en la tierra, porque han partido para estar con el Señor.
  • El estrés de las cosas por preparar, tales como la decoración, el menú, las compras…, y las discusiones y tensiones que a veces eso genera en la familia.
  • O, sencillamente, por la soledad de no tener a nadie con quien celebrar esos días.

Como dice el magnífico cántico nombrado más arriba: Una esperanza, todo el mundo siente, la luz de un nuevo dia al fin brilló. Sea cual sea tu situación, ¡Jesús te entiende! ¡Él te trae un nueva esperanza que brilla aun en la peor oscuridad y que hace que tu corazón salte de alegría!

La Navidad es la fiesta de la libertad. ¡Ábrele tu corazón a Dios! Ponte de rodillas ante Él, exprésale lo que sientes, echa en Su Presencia tu estrés, tu frustración, tristeza, tu roto corazón… ¡y déjale darte consuelo, calmarte, aconsejarte, amarte y sorprenderte!

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaias 9:6).

Sea cual sea la realidad de la situación en la que te encuentres estas Navidades, no te olvides de que tu realidad divina está ya escrita: ¡Eres un hijo(a) de Dios, estás lleno(a) del Espíritu Santo y tienes a Jesús por amigo!

Mis oraciones te acompañan en este tiempo de Navidad. Y sobre todo, Jesús es quien te acompaña. Recuerda, Él es Emmanuel, ¡Él es Dios con nosotros! Él está contigo ahora mismo, y lo estará siempre.

¡Te deseo una feliz Nochebuena, y un bendecido día de Navidad! ¡Sé bendecido(a) más allá de tus esperanzas!

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