Carta de Amor
Carta de Amor
Hijo mío, mi amor por ti es incomparable.
Desde la fundación del mundo mi mirada está puesta sobre ti y jamás te he
abandonado. El sacrificio que hice por ti me confirma una vez más el amor que
te tengo y la gratitud a Jesús por acercarme a ti.
Te he visto crecer y me gozo de ver que no
te has alejado de mí. Sé que en algunos momentos las circunstancias son las que
reinan en tu vida, pero hoy te recuerdo que yo ya te di la victoria. Yo estoy
en tu entrada y en tu salida, jamás te dejare desamparado. Decrete en Salmos
18:35 que yo te cubro con el escudo de mi salvación y con mi diestra te
sostengo; mi bondad es la que te ha hecho prosperar.
Hijo mío nunca te olvides de mí ni olvides
mis mandamientos (Deuteronomio 8:11). Mi palabra es la que te ayudará a salir
adelante; solo mi presencia te llenará y solo mi amor será suficiente para
curar todo mal. Nada de lo que te pueda ofrecer el mundo será suficiente.
Cuando comienzas a entender cuanto verdaderamente yo te amo, comprenderás
porque suceden las cosas. No dudes de mi voluntad y ten por seguro que mi
propósito para ti se cumplirá.
Te invito a experimentar mi amor en otro
nivel. Lo que has visto hasta ahora no es nada comparado a lo que tengo
preparado para ti. ¿Cómo puedes esperar que mis planes se cumplan en tu vida,
si no puedes creer en mi amor? Si tan solo me escucharas, si tan solo me dieras
un momento para hablar contigo. Yo siempre estaré ahí para platicar contigo y
siempre estaré buscando lo mejor para ti, pero si no usas mi palabra, si no comprendes
mi amor, no podrás ver mis manifestaciones.
Te pido que uses tu fe esa fe por la cual
luche. Haz valer el sacrificio de mi hijo en la cruz. De todas, tu eres la
prueba de amor más grande. Te amo hijo mío; siempre te amé y siempre te amare.
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