Si, si acepto.

Todos sabemos que una de las decisiones más importantes es el matrimonio. También sabemos lo que implica dar el sí a la pregunta que puede cambiar nuestras vidas. Pero nunca nos hemos preguntado la importancia de pasar toda nuestra vida con Cristo. Toda nuestra vida nos preparamos para la persona correcta en nuestras vidas pero nunca nos preparamos para pasar el resto de nuestra vida con Dios.

Al recibir a Jesús en nuestro corazón pensamos que nuestra vida seguirá igual cuando en realidad es cuando nuestra vida comienza a cambiar. Cuando le damos el sí a Dios literalmente nos estamos dando la oportunidad de ser restaurados y le damos el derecho a Dios a transformarnos. Dios nos ama tanto que quiere estar seguro que vivamos una vida llena de su palabra y de su amor.

¿Pero estamos listos para pasar toda una vida con Dios?

El amor de Dios es un amor que abraza, que inspira, ese amor que se anhela y que todos necesitan. Su amor cambia, restaura, transforma y sobre todo marca nuestro corazón. En Salmos 36:7 dice que el amor de Dios es tan precioso que todo hombre halla refugio en El. Su amor es un amor que no podemos encontrar en nadie más, un amor ideal que nos hace ser mejor, que florece en el desierto y que es inmune a cualquier síntoma de tristeza que podamos tener, un amor que rompe tendencias, que sobre pasa las generaciones y que sobreabunda en sinceridad y honestidad.

Es tan especial saber que siempre tendrás a alguien de tu lado, que a pesar de las circunstancias jamás te dejara por alguien más. Si le das el sí, ten por seguro que vivirás una vida llena de palabras que serán suficientes para vivir una vida plena y feliz.

Yo, si acepto, ¿Y tú?


Yirel Pacheco

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