Jehová de los ejércitos

 


Yahvé Sebaot (יהוה צבאות,  Jehová de los ejércitos)

El enfrentamiento de David contra Goliat es sin duda uno de los más conocidos de la Biblia. Lo que me fascina de este relato es el contraste entre el “gran” Goliat y el “pequeño” David (puedes leer la historia en 1 Samuel 17).

Goliat tenía todo a su favor para ganar el combate: la altura, el poder, la fuerza, la experiencia, ¡e incluso las armas! David, el adolescente de cabello rizado, el joven pastor, solo tenía una honda y cinco piedras. Humanamente hablando, el destino de David estaba sentenciado. El resultado de la batalla estaba claro, pero, sin embargo:

“Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano” (Leer 1 Samuel 17:50)

¿Cuál es el secreto de la victoria de David? Una fe inquebrantable en Yahvé Sebaot, Jehová de los ejércitos. David conocía a Dios y tenía fe en Él. Esto es lo que declara David antes de derribar a Goliat: “Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado” (1 Samuel 17:45).

He aquí las pequeñas claves de esta gran victoria: una honda, unas piedras, valor, una fe inquebrantable… pero, sobre todo, a Jehová de los ejércitos a su lado.

¿A qué batalla te estás enfrentando hoy?

  • La depresión
  • El miedo a perder tu empleo
  • El fracaso
  • La enfermedad
  • Una lucha contra las tentaciones
  • Una situación familiar complicada

Cualquiera que sea tu batalla, no está fuera del alcance del Señor de los ejércitos.

Te invito a confiar en Él de todo corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Dios está en el campo de batalla contigo, así que tienes la victoria asegurada. ¡Mira cómo Dios se levanta y lucha a tu favor mientras avanzas! En Su Nombre tienes la victoria.

Te invito a orar conmigo: “Dios mío, Tú eres Jehová de los ejércitos, y yo celebro tu nombre. Te doy las gracias por Tu presencia a mi lado en el campo de batalla. Tu Presencia conmigo en el combate me asegura la victoria. Tú eres grande y eres bueno. Gracias por estar en mi vida. Enséñame a honrarte cada día más. En el Nombre de Jesús. Amén”.

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