PERSIGUE LA HUMILDAD!


 

Seguro que conoces este pasaje de la Biblia en el que los discípulos le preguntan a Jesús: “¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?” (mateo 18:1).

Está en nuestra naturaleza humana el querer ser los más grandes, los más reconocidos. Tendemos a compararnos con los demás, a intentar rebajar a los que nos rodean para así sobresalir nosotros, o incluso a echarnos la culpa los unos a los otros. Hay un conflicto entre lo que deseamos para nosotros mismos y lo que damos a los demás.

Jesús vino a traer una nueva naturaleza a esta ecuación: la naturaleza divina, de la cual podemos participar: “por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia…” (2 pedro 1:4).

Esta naturaleza divina es la que llevó a Jesús a rebajarse y humillarse, para así servir y obedecer hasta el fin (mira felipenses 2:6-11. Esta es la naturaleza a la que la Biblia nos llama a ser participantes.

La sexta clave para vivir la aceleración divina es, por tanto, perseguir la humildad como al mayor de los tesoros, abrazar la naturaleza humilde de nuestro Creador y Salvador.

Jesús nos enseñó el camino a seguir para llegar a ser grandes en el Reino de los Cielos.

Permíteme orar contigo ahora: “Señor, se que por el Espiritu Santo diries a mi amigo(a) y que moldeas su corazón y su vida, a fin de que Tu humildad se desarrolle en su vida cada vez más y más. Guía a mi amigo(a) con tu Espíritu y con Tu gracia por el camino de la humildad y el honor. declaramos que  Tu favor esta en su vida y que experimenta Tu aceleración divina en todos sus proyectos, conforme para tiempo en tu presencia. En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”

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