Todos sabemos lo bueno que es Dios y lo fiel que siempre ha sido y que siempre será. A lo largo de nuestra vida hemos experimentado el poder de Dios y hemos visto como él se ha manifestado en nuestra vida. También hemos generado una relación con Dios y hemos sido transformados. Lamentablemente en todos los casos no ha sido lo mismo. Muchos se han desviado de los caminos de Dios y terminan sirviendo a otros dioses; sus razones son distintas pero todos terminan decepcionados.
En 1 Samuel 15:23
dice: La rebeldía es tan grave como la adivinación, y la arrogancia, como el
pecado de la idolatría. Muchos llegan a un punto de dejarse influenciar por el
pecado y olvidarse de Dios. En el caso de la idolatría, muchos dan lugar a la
confusión y terminan sirviendo a otros dioses.
En romanos 1:25
dice: Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a otros
dioses. Con nuestras decisiones y acciones cambiamos la verdad por cosas que no
nos edifican y que nos llevan a nuestra perdición. Es mucho más fácil volver a
los brazos de Dios cuando nos equivocamos, que simplemente alejarnos de él.
Cuando estamos
vulnerables es mucho más fácil caer que sostenerse, pero cuando decides
mantenerte firme, todo es distinto. Los problemas jamás se acabaran pero cuando
comprendes a que Dios le sirves, todo es diferente. En efesios 6:11 dice:
Pónganse toda la armadura de Dios para poder mantenerse firmes contra todas las
estrategias del diablo. Cuando comprendes de verdad en quien esta puesta tu
confianza, la situación cambia.
Levíticos 19:4
dice: No pongas tu confianza en ídolos ni te hagas imágenes de dioses hechos de
metal. Yo soy el Señor tu Dios. Este pasaje nos inculca a no desviar nuestra
mirada de Dios hacia otros dioses y nos advierte que no caigamos en idolatría.
Siempre reconoce a Dios en todo a pesar de las circunstancias, y vuelve al
camino que Dios ya había marcado en tu vida.
Cuando
la circunstancia te pregunte: ¿A que Dios le sirves?, sabrás que responder.
Por Yirel Pacheco
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