CUIDA TU TIERRA

No sé si eres bueno con las plantas. Personalmente, encuentro que no es siempre fácil conservar una planta en buen estado de salud, y ayudarla a crecer. Para que crezca bien, una planta precisa de una buena tierra que la nutra correctamente. Sin duda que lo sabes, pero no cualquier tierra alimentará de manera eficaz a la planta.

Para que lleve a cabo su misión, y que sea un buen “estimulador” para la planta, la tierra tiene que tener una buena capacidad de retención de agua, para mantener así un nivel de humedad suficiente en el suelo. A la vez, tiene que permitir igualmente una buena aireación de las raíces de la planta, para que éstas puedan respirar bien. Tiene que ser rica igualmente en oligoelementos.

Tu tierra es tu corazón. Es importante que cuides los siguientes detalles:

  • Guarda la tierra de tu corazón bien húmeda, regándola regularmente con la Palabra de Dios, la cual refresca tu ser interior e influencia también tu fachada exterior. Es de la abundancia del corazón que habla la boca, como nos dice la Biblia (Mateo 12:34).
  • Ventila a menudo la tierra de tu corazón con la oración: un diálogo sincero con Dios te dará grandes bocanadas de aire en tu día a día. En tu oración a Dios, que tus palabras sean sinceras, auténticas y tan transparentes como sea posible. Ten también un oído atento para escuchar lo que Él quiere decirte.

Cuida tu corazón. Es de tu corazón de donde proviene la vida, como nos dice la Biblia: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23).

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