¡NO TENGAS MIEDO!


 

“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” (mira Josué 1:9).

“no temas…”

El Señor conoce nuestros sentimientos y sabe que tenemos una tendencia natural a sentir miedo. Él sabe que tendemos a refugiarnos tras el miedo cuando lo que Él quiere hacer con nosotros nos parece demasiado grande.

Mi amado hermano, ¡no te escondas tras el miedo, sino refúgiate en el Señor! El miedo es, de hecho, una de las primeras consecuencias del pecado y de la separación con Dios que aparecen en la Biblia: “Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí” (mira Génesis 3:10).

La estrategia del diablo es la de intentar infundirnos miedo. Él merodea como un león rugiente, dice la Biblia, porque sabe que:

  • El miedo paraliza.
  • El miedo falsea la realidad.
  • El miedo nos impide tomar buenas decisiones.
  • El miedo nos obliga en retroceder en vez de ir hacia delante.
  • El miedo nos impide disfrutar del plan que Dios tiene para nuestra vida.

El enemigo quiere que nos pase como a ese hombre de la parábola que había recibido un talento, y que por miedo prefirió esconderlo, como dice el texto bíblico: “por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo” (mira Mateo 25:25).

¿Entonces cómo puedes vencer tus miedos?

  • Empieza por reconocer la fuente de esos miedos. ¿Es el miedo de los hombres, el miedo al “que dirán”, lo que te impide avanzar hacia lo que Dios ha preparado para ti? Esto es lo que declara la Biblia: “Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno?” (mira Isaías 51:12).
  • Confiesa esos temores a Dios. No lo olvides: ¡lo que le da miedo al miedo es la palabra proclamada! Levántate y declara que Dios es el vencedor sobre todos tus temores, que Él es el que te fortalece. “Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Ésta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová” (Isaías 54:17).

Oro para que tengas la valentía de declarar que tu batalla le pertenece a Dios, y a nadie más. Puedes permanecer firme sin temor, confiado en las promesas de Dios, y seguir adelante con la cabeza bien alta.

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