¿ERES COMO EL BAMBÚ?




La creación divina es una fuente incomparable de enseñanza. Hoy, te voy a hablar del bambú japonés. 
Esta planta puede alcanzar hasta los 40 metros de alto. Es impresionante, ¿verdad?

Sin embargo, durante los seis primeros años de vida del bambú, no sale nada de la tierra. Durante ese tiempo, sus raíces se desarrollan en secreto. El séptimo año aparece finalmente un pequeño brote en la tierra, y, a partir de este instante, su crecimiento es espectacular, pudiendo llegar a crecer 1 metro al día.

¿Qué tiene que ver esto contigo? La Palabra dice: “porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa” (Hebreos 10:36).

El secreto es la perseverancia. Quizá crees que estás estancado al ver que no creces como te gustaría, pero ¡no te detengas! Aunque tu crecimiento quizá no sea visible, es real, tus “raíces” están creciendo. Tu relación con Dios y tu confianza en Él crecen de día en día.

Aunque veas que no sale nada de la tierra, ten por seguro que Dios ve tu esfuerzo, tu constancia y tu trabajo entre los bastidores de tu existencia. A través de la fe y de la perseverancia, entrarás en la heredad que Él te ha sido prometida.

Te invito a orar ahora conmigo: “Señor, Tú eres el que me forma y el que me prepara con paciencia y amor. Aunque no vea aún el fruto de lo que he sembrado, creo que un día llegará. Sé que me sostienes y que un día veré la heredad que tienes para mí. En el Nombre de Jesús. Amén”.



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