¿Te consideras una persona segura de ti misma? ¿Tienes facilidad para expresarte y mostrarte como eres ante los demás, o te sientes acomplejado e inseguro/a a la hora de interactuar con otras personas? 

A lo largo de la historia, muchas personas que no se sentían preparadas para un cargo o tarea en particular, cuando han sido escogidas para ello, han ido mucho más allá de lo que se creían capaces, para así estar a la altura de la responsabilidad que les había sido encomendada. 

Déjame que te lo ilustre de esta manera: si ahora mismo te nombraran embajador, representante de tu país en el extranjero, la carga de la responsabilidad de saber que representas a tu país te llevaría sin duda a buscar superar tus límites. 

Aun si tuvieses problemas de timidez o de inseguridad, en ese momento te meterías tanto en el papel de embajador, que empezarías poco a poco a caminar con más confianza, a hablar de una forma más pausada, a buscar hacer más contacto con los ojos… es decir, harías todo aquello que un embajador hace, y eso te ayudaría al final a terminar comportándose naturalmente como un embajador. 

De igual manera, quizá piensas que no se te da bien orar, que tienes problemas con tu carácter, que no eres disciplinado/a, que eres inconstante con la Biblia… o cualquier otra cosa. Pero piensa en esto por un momento: Imagínate que, como dice la Biblia, fueses ya “perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13). ¿Cómo crees que te comportarias en tu día a día? ¿Qué cosas de las que estás haciendo ahora cambiarías, y de qué manera? ¿Cómo cambiaría tu forma de ser?

Amado hermano ha sido creado para llegar al nivel de plenitud en Cristo. Dios ha puesto Su realeza en ti: hoy es el día para dejar atrás los errores del pasado, los estereotipos, los complejos y las inseguridades. ¡Levántate hoy y empieza a comportarte como si ya hubieses llegado a esa plenitud!

Deja que ese mismo pensamiento se convierta en una inspiración para ti, y que te lleve a superar tus límites con la ayuda de Jesús.

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