¡Dios nos pide que perdonemos para así poder reconciliarnos… con Él! No forzosamente para ser amigo(a) de la persona que nos hizo daño.
Por supuesto, si la reconciliación ocurre es estupendo poder emprender de nuevo una relación sana con esa persona. ¡Pero si no es así, no pasa nada, no es algo malo, no es pecado! Lo que Dios te pide a ti es que perdones, que no guardes nada contra esa persona en tu corazón.
Cuando tenemos amargura contra alguien, el estado de nuestro corazón no permite al Espíritu Santo actuar poderosamente en nuestra vida. Es el acto de perdonar al otro lo que restablece la conexión entre nuestro corazón y el corazón del Padre Celestial.
Querido hermano, mientras atraviesas por momentos difíciles, me gustaría animarte a escoger lo que realmente es importante para Dios. El camino del perdón no es quizá el más fácil, pero debes tener algo en mente: perdonar es hacerte un regalo…¡a ti mismo(a)!
Comentarios
Publicar un comentario