Cuando somos niños, la visión que tenemos de nosotros mismos con respecto al futuro es en ocasiones graciosa. Por ejemplo, los niños suelen decir: “Cuando sea mayor, seré astronauta, futbolista, bailarín(a), estrella…”. Cuando tenía 6 años, mi maestra me preguntó qué quería ser de mayor, y yo respondí: “¡Presidente de la República!”. Toda la clase se rió cuando lo dije.

Mi deseo en aquél entonces y mi realidad presente son muy diferentes. De la misma manera, podemos tener sueños que sean “buenos”, pero que no sean forzosamente la voluntad del Padre para nosotros.


Mucho antes de tu nacimiento, tu Creador tuvo sueños para ti (mira Efesios 2:10), los tejió en tu ADN mientras eras concebido. Y es por eso que te quiero invitar hoy a que descubras cuál es el sueño, el proyecto que Dios tiene para tu vida. ¡Te propongo ir en su búsqueda!

Dios dice: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3).


Dios desea revelarte “cosas grandes y ocultas”, cosas que están escondidas. Su deseo no es mirarte desde lo alto en el cielo diciendo: “A ver si mi hijo(a) es capaz de encontrar por sí mismo el propósito que tengo para su vida”. ¡No, querido(a) amigo(a)! Dios quiere acompañarte en ese proceso, Él es un buen Padre. Él quiere hablarte, revelarte lo que espera de ti y desvelar el sueño que está en Su corazón para tu vida.

Por tanto, ¿y si le pides a Dios que te revele cuál es Su sueño para ti?

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