La Palabra de Dios,
 Mi Medicina

Sabemos que la Palabra de Dios es viva y eficaz (Hebreos 4:12) pero debemos de tener en cuenta que una de las cosas con la que más tienen conflico los hijos de Dios es con la enfermedad.

El enemigo utiliza la enfermedad para debilitarnos y ponernos en una situación a elegir; o nos alejamos de Dios por seguir los síntomas o nos mantenemos firmes en Dios confiando que cumpliendo su Palabra recibiremos sanidad. Al momento de detectar los síntomas en nuestro cuerpo decidimos ir al médico para recibir una receta donde podremos adquirir los medicamentos, lo que aún no tenemos en cuenta es que la receta que primero debemos de buscar es la que el Señor tiene disponible para nosotros, una receta que no tiene costo monetario, ni fecha de vencimiento, ni efectos secundarios y todos los medicamentos están disponibles, la única condición para que obtengamos esta receta es tomar la Palabra de Dios que se nos ha dado y creerla para ponerla en práctica.

La Palabra de Dios en Jeremías 33:6 dice lo siguiente: “He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad”. En este pasaje Dios nos muestra su fidelidad a su Palabra y su amor por sus hijos.

Te invito a poner en práctica la Palabra de Dios en tu vida. El poder de Dios no requiere devoluciones porque el impacto en tu vida será de gran manera que no te vas a querer alejar de ella. Haz la Palabra de Dios tuya y que sea parte de tus huesos y de aliento a tu cuerpo. Aliméntate de su Palabra y estimula tu fe y confianza en él.

Que el favor de Dios y la gracia de Jesucristo sea contigo, amén.
Yirel Pacheco

Les comparto algunos versículos bíblicos que pueden utilizar en sus oraciones por sanidad.
o Marcos 2:17
o Éxodo 15:26
o Salmos 41:3
o Isaías 53:5
o Lucas 7:21
o Mateo 9:35
o 1 Pedro 2:24
o Salmos 107:19-20
Deuteronomio 8:11
               

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Testimonio: Estaba segura de que Él me iba a sacar en victoria

Testimonio: Jesucristo Nuestro Gran Sanador Dr. Miguel Maldonado.

¿Escudriñas tu Vestidura?